lunes, 30 de diciembre de 2013

Hablemos de los cambios

Hace tiempo que esperas ese nuevo rumbo que va a tomar tu vida, lo pensás una y otra vez ¿Será buena decisión la que estoy por tomar?... ¿Y después de tomarla? Entonces ahí tenés miedo, ahí temblas, ahí arrugas y después te convences a vos mismo que todo va a estar bien, que sos capaz, que todo lo que haces va a servir para el mañana, y que los cambios siempre son buenos. Entonces empezás: Preparás tu mente, te imaginas como va a ser todo eso (pero de ahí a que sea como lo imaginas es otra cosa), comenzás los ultimos planes, tratas de despedirte de todos tus amigos y familiares, de tu hogar, tu cuidad. Pero hay alguien a quién olvidás despedir y ese alguien sos vos,  porque desde el momento en el qué das el paso para irte una parte de vos se queda en ese lugar y esa parte se completa con todo que viene después, una vez que tu vida dió el giro. Entonces después ya está, ya empezas de cero en ese otro lugar, todo es distinto, tu forma de ver el mundo simplemente cambia, tu miedo a no adaptarte aparece, todo es diferente, desde la gente hasta los ruidos, desde las calles hasta la manera en la que sentis el clima, la forma en la que te pega el sol en la cara, la forma en la que te ves por el simple hecho de sentir que desentonas con todas esas personas y caras nuevas que estas empezando a conocer. Sapo de otro pozo, así te sentís.
Pero hay algo que es muy fuerte y muy importante, es el tiempo que se encarga de encajar todas las piezas que vos en tu desorden y desequilibrio no podes ordenar, el tiempo te muestra cosas que a simple vista no se ven, porque si bien hay cosas que son simples de entender hay otras que solo después de un tiempo (mucho o poco) las vas a poder comprender. Vas a conocer nuevas personas buenas y malas, te va a costar  acostumbrarte, aprenderte inclusive las calles, manejar los horarios, la forma de vivir, la manera de ser de las personas y los valores que tienen... todo es nuevo. Pero cuando menos te lo esperes tu vida tiene rumbo, otro rumbo distinto al que tenia pero un rumbo al fin y al cabo, todo eso después de desordenarte y perderte a vos mismo. Pero nada se obtiene sin sacrificio y lo bueno de los cambios es que nos saca de esa rutina que nos construimos con el tiempo, nos obliga a descubrir otras cosas y descubrirnos a nosotros mismos.
Y cuando menos te lo esperes vas a poder decirte a vos mismo que estaba bien, después de todo ese miedo estaba bien. Qué las cosas a veces pueden ser mejor de lo que te esperabas.

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